El autoengaño de la diferenciación en calidad

Publicado el 23 de febrero de 2011 por Alberto Córdoba

¿Crees que te diferencias, pero tu cliente no paga por ello?

¿Quieres que sí pague por ello, quieres ser realmente diferente?

“Yo me diferencio en calidad”.

¿Os suena? He aquí la respuesta única de la mayoría de las empresas cuando les preguntas en qué se diferencian. Y es que la “calidad” se ha vuelto el cajón desastre, que trata de esconder la ausencia de estrategia. Asúmelo: si tu única diferenciación es la calidad, entonces es que no te diferencias.

¿Y el cliente paga tu “calidad”?

Bueno, “no somos los más baratos, pero el cliente sabe que damos calidad”. Si sigues pensando que paga por algo que ni tú sabes definir, entonces primero, no sabrás cómo comunicarlo y menos mejorarlo y segundo, él dejará de pagar.

Y es que el lenguaje no es neutro. Igual que Tom Peters dice que “si no lo mides, acabarás no haciéndolo”, yo afirmo que “si no le llamas de ninguna manera, es que no existe”. La diferenciación puede venir de muchísimas cuestiones, pero una de ellas no puede ser tangibilizada como la “calidad”.

Y es que la calidad no es una opción, es lo necesario para competir. Por tanto, si es lo necesario, no puede ser lo diferencial. Calidad es que marques el teléfono y se produzca la llamada. Calidad es que aprietes el interruptor y se encienda la luz. Calidad es que contrates un seguro y aparezcan cuando hay un siniestro. Calidad no es más que cumplir lo que el cliente espera.

La diferenciación es lo que da el valor añadido, no es más que innovación percibida por el cliente. Y si para éste, eso no tiene valor, eso no es calidad, y menos diferenciación.

¿Entonces en qué me puedo diferenciarme?

Pues hay una condición natural y es que sea en uno de los elementos que el cliente valora. Que el cliente valora y hoy no se da. Hay pistas por doquier sobre en qué hacerlo. Si lees el capítulo 2 de La estrategia de los océanos azules, verás muchas. Parten siempre de lo mismo: de hacer una lista de los elementos valorados y analizar su grado de cobertura hoy por el sector. Céntrate en cubrir esos que hoy el sector no cubre y habrás encontrado tu diferencia.

Yo voy a darte algunas muy simples:

1.     Si vendes un producto, asóciale un servicio. Dejarás de ser potencial marca blanca, serás automáticamente diferente. ¿No es eso la Nespresso?

2.     Si tienes distribución, asóciale una experiencia que complete todo lo que busca el cliente. ¿No es eso Ikea?

3.     Si tienes  un servicio, haz primero que la compra y el consumo se estén continuamente retroalimentando y luego, introduce nuevos momentos que sorprendan al cliente, que lo vinculen. ¿No es eso Caja Navarra?

Pero como ves, todas encuentran algo fácilmente explicable como diferente. Ninguno de ellos diría “yo me diferencio en calidad”. Saben lo que son y saben lo que quieren ser, saben comunicarlo, saben hacerlo diferente.

¿Y ahora quieres ser tú difererente?

Comentarios (4)

 

  1. Muy buen post, de verdad. Te felicito por la concisión y la practicidad.
    Para mi, aportar “calidad” a un cliente mío es darle un % de más de lo que él espera.
    un saludo

  2. Alberto Córdoba dice:

    Gracias, Manuel. Efectivamente, en tu caso diferenciación es ir al elemento + valorado por tu cliente: incremento de sus resultados.
    ¿Hay + diferenciación que eso?

  3. [...] This post was mentioned on Twitter by Marisa González Ramo, Manuel Granada. Manuel Granada said: Un excelente post sobre la "manida" calidad y su indefinición. http://lnkd.in/2fTvS4 [...]

  4. David dice:

    Efectivamente yo entiendo por calidad:

    “cumplir con los requisitos que el cliente demanda”, simplemente. El problema es que muchas ocasiones no se está ni ofreciendo calidad. Aveces hasta el cliente agradece la simpleza de que le traten como le tienen que tratar.

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