Viviendo experiencias con productos
Publicado el 26 de enero de 2011 por Pablo Fiestas
Es posible embotellar una experiencia? ¿Cuántas experiencias puedes vivir con un producto que se consume?
La diferencia entre consumir un producto y vivir una experiencia con él es notable. No hay nada de especial en consumir un producto, no hay nada memorable, lo utilizas y ahí acaba todo, fin de la historia. Sin embargo, vivir la experiencia es memorable, la recuerdas, la cuentas.
La publicidad nos lo muestra de una forma muy sencilla, directa e ilustrativa:
Todos buscamos vivir experiencias, en este anuncio nos muestra experiencias muy deseables para teenagers. Por supuesto, el siguiente paso es asociar la experiencia al producto.
El neuromarketing se encarga precisamente de investigar, entre otras muchas cosas, las asociaciones que se producen en nuestros procesos mentales. Normalmente no somos conscientes de estar realizando estas asociaciones y, en la gran mayoría de las ocasiones, cuando nos encontramos delante del estante en el supermercado tomamos decisiones en base a las asociaciones construidas de forma inconsciente. Por supuesto, casi siempre creeremos que hemos tomado una decisión absolutamente racional. Sin embargo, algo por ahí escondido en algún recodo del cerebro, nos estamos acordando de aquello que vivimos aquella ocasión (por ejemplo, ese día tan divertido en la playa con los amigos).
No se trata de que el producto sea la experiencia en sí, sino que el producto sea parte de ella. Si lo piensas, ¿cuántos productos habitualmente asociamos al vivir experiencias como estas? En mi caso, la cerveza al salir con los amigos o el periódico para las mañanas tranquilas de los domingos son dos claros ejemplos.
No es una cerveza, es una tarde disfrutando de con los amigos. No es un periódico, es una mañana relajada en casa o en una terraza si el día es soleado.
Por supuesto, la publicidad cumple una función importante: Promueve que se produzcan las experiencias. Por un lado nos muestra experiencias que podríamos querer vivir, asociándolas a los productos que anuncian (por ejemplo, el anuncio de Sunny). Por otro lado, nos recuerda que el producto es parte de la experiencia, que si quieres ver un partido de futbol con los amigos, su cerveza tiene que estar ahí, o que si quieres disfrutar de viajes y aventuras con amigos y tu pareja, necesitas “ese” coche.
De hecho, la publicidad de automóviles es pionera en este sentido, comenzaron a vender la experiencia que vives con el coche, no sólo el coche. El caso del X1 es un buen ejemplo:
¿Qué otras asociaciones producto-experiencia reconocéis en vosotros y vuestos conocidos? Seguro que hay muchas. Estoy convencido de que la mayoría, pasan desapercibidas hasta que no te paras a pensarlo. Se trata de la magia de las experiencias.
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